EL ENTRENADOR DE VOLEIBOL EL FIN DE SEMANA

EL ENTRENADOR DE VOLEIBOL EL FIN DE SEMANA

Ser entrenador de voleibol en categorías inferiores puede parecer algo que requiere un esfuerzo mínimo: preparas algún entreno de vez en cuando, intentas recordar las características de los adversarios y el fin de semana metes en la pista a los jugadores menos malos que tienes. Nada más lejos…

Aquí te muestro que le pasa a tu míster el día del partido:

LAS PRIMERAS HORAS DEL DÍA

Recuerda bien: el día inicia a medianoche. Mientras que los jugadores están de fiesta por los locales de Malasaña y se divierten con sus colegas, el míster está delante del ordenador en una habitación vacía y sin luz (para aumentar la concentración) y se pasa horas mirando videos de partidos de categorías similares cuando no encuentra algo del equipo adversario. Más os vale que no encuentre nada del otro equipo sino al día siguiente os dará la lata sobre el movimiento que hace el colocador con el dedo meñique cuando quiere colocar al central…

DESPERTADOR

Un despertar natural? Ni de broma: a las 8.30 llega el primer whatsapp. Es el over 40 del equipo que dice que está yendo a trabajar o que se ha despertado temprano porque ya hace vida de casado y no sale por la noche. En el mensaje el míster puede leer el historial clínico del jugador, que le comenta todos sus dolores físicos y una serie de afirmaciones que quieren “orientar” el entrenador sobre el equipo que debe salir titular en unas horas.

DESAYUNO

Mucho café para poder enfrentarse a este largo día y 6 galletas, que antes de que se las coma las usa para explicar a la pobre pareja las variantes de ataque que quiere actuar y el defecto que tiene su equipo de defender en línea. Este es el clásico desayuno del entrenador de voleibol el fin de semana

BRIEFING

Es el momento de ultimar los detalles, así que reunión técnica con los colaboradores. En estas categorías sabemos claramente quienes son: el ex entrenador que el míster tiene como amigo en Facebook y al que le manda un mensaje que el entrenador nunca contesta antes del lunes y el “tío” que viene al pabellón “de vez en cuando” para ayudar en los entrenos. Ah, por supuesto, también está la voz en off que atormenta el míster. Su Alter Ego.

COMIDA

Macarrones con tomate, carne blanca y verduras, de postre pan tostado con mermelada. Es el menú elegido y que el entrenador de voleibol prepara desde hace años para el fin de semana, desde cuando jugaba y que nunca ha abandonado. Cree que así está más cerca de sus jugadores, que mientras estarán comiendo un Kebab picante para intentar sobrevivir a la resaca y presentarse en condiciones a la hora del partido.

LA COMPRA

En uno de esos pocos momentos de lucidez, se acuerda de tener una vida más allá del vóley y tareas que llevar a cabo, así que decide ser útil para la familia y va a hacer la compra. Con esto el míster espera poder distraerse un rato y disminuir la tensión, pero nada: en su cabeza solo hay 6 monos tocando platillos y balones de vóley. Así que, después de una hora dando vueltas por el súper, sigue sin nada en el carro, y los eventuales hijos están en caja donde la cajera lleva un rato preguntado por el micro si los padres tienen intención de ir a por ellos o si otra familia los puede adoptar. Solo ahora se da cuenta de que en la lista de la compra en realidad solo aparecen las estadísticas de distribución del balón del colocador adversario y ningún alimento. Vuelve a casa aún más tenso.

LA SOLEDAD DE LAS ÚLTIMAS HORAS

Falta poco al comienzo del partido, es hora de poner el traje del perfecto entrenador, así que se aísla del mundo exterior y empieza la búsqueda del mejor pre partido de la historia. Escribe apuntes con tácticas y sugerencias para los jugadores clave, luego intenta crear un discurso que los jugadores puedan tragar y entender. Lamentablemente, se da cuenta de que la mayoría de lo que ha escrito en realidad son ofensas hacia sus mismos jugadores por su falta de intensidad durante los entrenos de la semana. Así que decide ir a lo seguro: Youtube. Palabras clave: “Motivar Jugador Vóley”. Nada…

EN LA PISTA

Ya estamos, es el momento. Llega primero y a todos los que llegan después le suelta una colleja y les dice “es tarde, ve a cambiarte”. Cuando entra en el vestuario se vuelve a consumir el trágico episodio de cada pre partido: se le ha olvidado el discurso motivador e inspirador! Así que intenta decir algo convincente con alguna palabrota en el medio para que suene más creíble y ánima al equipo como si fuera un hincha del Boca Juniors.

EL PARTIDO

Puedes notarlo, está en otra dimensión, está viviendo una especie de experiencia extrasensorial y se contradice cada vez que acaba una acción, mandando en confusión al equipo que durante la semana había entrenado justo lo contrario que el tío dice ahora. Empieza con decirte que te arriesgues más al saque pero manda a calentar otro por si te equivocas. Al final necesitará un video del partido para darse cuenta de lo que ha pasado.

EL POST PARTIDO

Destrozado, consumido por dentro en el alma y el espíritu, sin palabras, sigue sin saber dónde está y que debe hacer ahora. Anda lento y encorvado por el pabellón como si hubiera trabajado en la mina todo el día. Los jugadores quedan para tomar una cerveza y él se apunta solo porque no se acuerda cómo volver a casa. En el bar sigue pensando en el partido mientras que los demás hablan de futbol, viajes y mujeres. Y empieza a subir por su estómago un sentido de acidez como después de una resaca de cerveza, porque les ve felices aunque hayan perdido. Por supuesto intenta reprimirse y se pregunta a sí mismo: “Porqué soy entrenador de voleibol??”

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