LOS 10 CASOS TÍPICOS DE HOMBRES DE BANQUILLO

LOS 10 CASOS TÍPICOS DE HOMBRES DE BANQUILLO

Si eres o has sido jugador/a de voleibol, seguramente te habrá tocado pasar un partido o incluso una temporada entera en el banquillo. En este artículos voy a resumir los 10 casos típicos de hombres de banquillo, seguro que te reconoces en uno de ellos.

EL ENTRENADOR DEL FUTURO

Se queda en el banquillo rigurosamente parado de pie en el área técnica para el calentamiento y argumenta cada decisión de su entrenador y del entrenador adversario. Comenta cada pequeño gesto técnico, explicando a los pobres compañeros de equipo los correctivos que deberían aplicarse. Mientras comenta los partidos de su equipo puede que el mismo no se acuerde si ha entrado o no. Los que ya están listos para el gran salto de jugador a Mister podrían rechazar entran en pista durante un partido porque, según ellos, no es el cambio mejor para cambiar el destino del set y por supuesto sugieren la mejor solución al pobre míster, al que no le gustará nada.

EL “RELACIONES PÚBLICAS”

Como cada tío de éxito, está acostumbrado ir siempre un paso por delante de los demás, así que mientras sus compañeros intentan ganar un partido fundamental, él ya está con la cabeza en el post partido: ya tiene listas dos alternativas para la cena y ya ha puesto a todo el equipo en la lista para el mejor local de la ciudad (puede que la fiesta de esta noche la haya organizado el mismo). Es muy raro que sepa cómo va su equipo durante el partido y la visión periférica, fundamental en el vóley, la utiliza para tener bajo control las gradas y monitorear las presencias femeninas, sonreír y saludar. Al menos una vez por partido, y seguramente después de cada set en el que ha entrado, se ausentará de la pista diciendo que tiene que ir a hacer pis pero en realidad va a arreglarse el pelo.

EL HINCHA

Está más tenso él en el banquillo que el compañero que tiene en el saque el punto de la victoria y del ascenso del equipo. De hecho, si ganan,  es el quien celebrará más que otros la victoria. Consciente de su papel en el equipo como jugador, se asegura el papel de absoluto agitador de masas: después de cada punto se girará hacia las tribunas para pedir que los aficionados griten más; después de que el árbitro pite algo dudoso comenzará a gritar al complot, y si hay aficionados adversarios, intentará desencadenar su ira con gestos pocos amistosos aunque no juegue ni un punto. Los compañeros intentan mantenerse lejos de él en el banquillo y estudian un plan de fuga en caso de que las cosas empeoren. Por supuesto si la poli pregunta, “no lo conocemos”.

EL HIPERACTIVO

Estamos hablando de un jugador que sentado en el banquillo no lo verás nunca. Está siempre haciendo abdominales, saltos, flexiones en el área de calentamiento, y se pasa todo el partido así, sin parar. Durante los tiempos muertos hace carreras y podría colocar y atacar con 3 compañeros y 2 balones a la vez. Sus principales vicios, bebidas energéticas y cafés (casi dependiente), y su actitud en el banquillo se vuelve en su contra cuando el míster le llama para entrar: en un partido largo y sufrido tiene calambres a los 20 segundos de entrar, destrozado por el gran calentamiento que ha hecho mientras estaba fuera.

LOS COMPAÑEROS DE CELDA

Un triste destino los ha hecho encontrar en un frío banquillo de un polideportivo de periferia y ellos, como presos, para no volverse locos y aburrirse hasta matarse, durante el enorme tiempo libre que tienen los sábados o domingos en la cancha, deciden contarse el uno al otro su vida desde que eran bebes, sus sueños y deseos, su amores…Así se aíslan del resto del equipo y crean una relación de dependencia propia que seguirá hasta fuera del contexto deportivo. Los mejores aprovecharán todas esas horas para organizar sus vacaciones juntos al final de la liga.

EL MENTALISTA

A través de sus dudosos poderes telepáticos, y mirando fijamente al míster, busca con sus poderes, después de cada error de su equipo, comunicarle que está listo para entrar: quien está jugando en su lugar debe ser substituido y es suficiente un mínimo gesto del entrenador para que él entienda, esté listo y sepa ya lo que el míster quiere de él. En realidad el míster solo miraba hacia el área de calentamiento maldiciendo el día en que le ha dicho que se quedara en el equipo en lugar de aquel brasileño que ahora es revelación de la liga.

El QUE HA JUGADO EN LA SELECCIÓN (Y LUEGO DESPERTÓ)

No consigue entender porque siempre se queda en el banquillo. Durante un partido mira a los adversarios y comenta subrayando su inferioridad con respecto a él y sus pasados equipos. Lo que más lamenta en su vida es que nunca ha encontrado un entrenador que creyera en él. Si lo hubiera encontrado, ahora él seria el nuevo Rafa Pascual, sin duda. Atención: representan esta categoría también aquellos jugadores que no comentan de esta forma pero porque ya están sus padres en las gradas haciendo el mismo análisis «objetivo».

EL MONO QUE GRITA

Alguien, en algún momento, ha cometido el error imperdonable de hacerle creer que puede hacer frente a sus límites técnicos utilizando la furia deportiva, pero este mismo alguien no le ha explicado que significa tener una actitud así, de hecho en cuanto entra en pista empieza a gritar intentando atemorizar a los adversarios y trasmitir su rabia agonística a los compañeros: por estadísticas, en el 99% de los casos al primer balón que le dan para rematar, este le vuelve atrás en los dientes o acaba en la tribuna sin toque alguno del bloqueo. Pero si estamos en el 1% de los casos y hace punto, su forma de exultar será parecida al de quien gana la final de un mundial, arriesgando un infarto.

EL «FRIO»

No se trata de un asesino sin emociones, capaz de entrar y resolver un set complicado sin mucho ruido. Estamos hablando del clásico jugador que si pudiera hacer una pequeña hoguera como los sin techo para calentarse durante los partidos, no se lo pensaría dos veces. Muchas veces desde la grada no saben de su presencia porque se mimetiza bajo los chándales de sus compañeros y si el míster le llama para entrar, el cambio de temperatura puede que acabe con su salud.

LA VICTIMA DEL CAMBIO DE TÁCTICA

Entra mucho en pista, pero solo para unas pocas rotaciones o para un saque, o para tener un bloqueo más alto en una acción específica. De este jugador existen dos variantes: el resignado, que ya durante los entrenos se esfuerzan solo en el momento del saque o del bloqueo ( y durante el partido se olvidan de como se hace el resto) y los rabiosos, que muchas veces, antes de entrar o al salir, se dedican a lanzar maldiciones de varios orígenes hacia el míster, por supuesto sin darle la mano ni mirarle a la cara.

Estos son los 10 casos típicos de hombres de banquillo que he podido conocer en mi experiencia como jugador y entrenador.

Si te ha gustado el artículo, aquí te dejo otro sobre los entrenadores: El entrenador de voleibol el fin de semana

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